Page 5 - Anuario2022
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La esperanza de un Domingo de Ramos…

            Cincuenta y dos domingos tiene el año, y sin embargo
            el que nos abre a la esperanza de un misterio consu-
            mado, de un anuncio que se torna misterio revelado,
            triunfo en su entrada en Jerusalén, última cena y  lava-
            torio de los pies, amor partido en la fracción del pan,
            invitación al memorial, actualización de un amor has-
            ta las últimas consecuencias, es nuestro Domingo de
            Ramos.

            Domingo, día del Señor, donde anunciamos su muer-
            te, donde proclamamos su Resurrección. Domingo
            donde triunfas entre  los que  tuvieron ojos para re-
            conocer al que los profetas anunciaron, a quien Juan
            Bautista señaló como el Cordero de Dios, que venía a
            quitar el pecado del mundo. A quien muchos recono-
            cieron como el Rabboni, el Maestro… el Hijo de David… el Bendito el que viene en nombre del
            Señor.


            Los niños hebreros llevando ramos de olivo, salieron al encuentro del Señor, aclamando, Hosanna
            en el cielo. Portones de Coria, abrid los dinteles, que se alcen las puertas eternas, va a entrar el rey
            de la gloria. Héroe valeroso y Dios de Israel.


            Cuanta hambre de proclamar a esos niños hebreros, corianos que ilusionan ver a ese borriquita por
            las calles de nuestro pueblo. Esas palmas y olivos que nos hacen proclamar al Rey de la Gloria, Rey
            de Coria, Salud de los enfermos que nos adentra a esa clara mañana donde todo se transfigura en
            gloria, eternidad y resurrección.


            La Victoria es de nuestro Dios, que en su madre pronuncia un Si. Es obra de su entrega, su fuerza
            y poder, sabiduría… vemos en Ella, lo que la Iglesia está llamada a ser, santa, pura, inmaculada,
            modelo de comunión, canto de la creación, magnífica y salve. Demos a Dios ahora y por siempre
            un amén, una cuaresma y tiempo pascual que llene de jubilo los corazones que tanto esperan esta
            humilde entrada en la Jerusalén de nuestros corazones y de nuestros hogares.




                                                                            Antonio Santos Moreno Pbro.
                                                                            Párroco y Director Espiritual.
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